viernes, 9 de enero de 2009

Año nuevo, propósitos nuevos.



Entiéndase la imagen como mi lugar de evasión. Orilla del guadalquivir poco conocida y descubierta gracias a un amigo en una de esas noches que sin saber por qué resulta difícil conciliar el sueño, y es por eso que decides pasear, a pensar, a disfrutar de un paseo en soledad.

Y es allí donde rebobinando, en una de tantas visitas, llegué sentir que necesitaba seguir con este proyecto (parado) de expandir mis vivencias a la red de redes, donde quién sabe quién lee, a quiénes le mola, etc. El caso es que siempre que escribí me sentí bien ... ¿por qué dejarlo?.

Desde la última entrada, varias cosas me han pasado dignas de reseñar. Reviví el concierto de Manolo, en San Fernando y de balde. Viví una semana en las playas gaditanas, marco incomparable, viajé imprevisiblemente a Cuba en una semana y me llené de sensaciones habaneras extraordinarias, al punto de hacer mella en mi vida. Por ir a Cuba me perdí el Mano a Mano de Morante y José Tomás en El Puerto. He sacado cofradías en fechas extraordinarias, confirmo que sigo disfrutando debajo de los pasos, he hecho nuevos e interesantes amigos y compañeros de fatigas bajo los palos, y he vuelto a sentir el oficio sacro cumpliendo honradamente con el deber del mismo, y sigo tranquilo porque aún sigue pareciéndome que es la primera vez que voy a meterme en un paso cada vez que llega la hora de vestirme en una sacristía o una casa-puerta a instanstes de pasear a María o su Hijo. He disfrutado un año más en las noches de promoción de La Maestranza. Volví a vivir una extraordinaria y fría madrugada anticipada, sin vestir de ruán, y con el Señor en la calle en un regreso a casa más que majestuoso. La crisis se dejó ver en mi puesto ... y no hay mal que por bien no venga. Viajé a Inglaterra donde me he instalado provisionalmente, donde intento aprender el idioma. Y desed Inglaterra, a través de la gran obra del Canal de La Mancha, he revivido momentos en Amsterdam y Brujas. Pasé mi primera nochebuena lejos de los míos, y regresé al paraiso Sevillano para cambiar de año y pasar los reyes. Ahora regreso de nuevo a tierras anglosajonas, y una vez allí volveré a Londres, pasaré por La Caverna de Liverpool a sentir allí mismo a The Beatles, e intentaré cruzar de nuevo el canalito y llegar hasta Suiza. Por supuesto que aquello no es lo mío ... pero quién sabe qué nos depara el destino. Prometo volver al menos para vivir una nueva cuaresma y una nueva Semana Santa.

En breve, ya desde Inglaterra, escribiré a cerca de los hechos acontecidos durante el año expuestos brevemente arriba.


Saludos a todos, y que el nuevo año os colme de Felicidad.